Querida y tierna Madre,
El otro día volvimos a vernos, hacía tiempo que lo esperaba, en mis mucas visitas a tu casica te lo he comentado, que estaba deseando verte de nuevo en casa. Has tardado, o eso me ha parecido a mi, tu impaciente hijo, porque has llegado cuando tenias que llegar, ni muy tarde ni muy temprano, justo en el momento exacto. tantas veces suelo ir a verte, y tantas a pedirte una cosa u otra, a contarte mis problemas y mis historias y siempre me recibes con la misma paciente sonrisa, escuchándome con calma y prometiéndome cumplir lo que esté en tu mano conseguir.
El otro día, aunque debía esperarte en el puente, vestido como manda la tradición para recibirte cantando, como tú mereces, no pude resistirme a subir hasta tu celestial mansión a acompañarte, y mira que hacía calor, pero me tienes tan enamoraico que eso no me importó, bien valió la pena pasar calor y recorrer tus montes en zaragüeles y esparteñas por verte tan guapa como siempre, o más, con tu delicada corona y el bellísimo terno celeste que estrenaste aquella tarde de tu coronación. Tu niñico tampoco me decepcionó, iba radiante como Dios que es, y tan gracioso y guapo como su Madre.Por cierto, me encantan sus zapaticos dorados. Tanto es que al veros a los dos me recordó el estribillo de unas sevillanas rocieras:
"Que no te puedo rezar
si estoy delante de ti
porque si miro a tu altar
tu Niño me hace reir
y tu me haces llorar".
Y qué hermosura tu arco, con qué dedicación tus entregados fieles te adornan con todo su cariño. Siempre imaginativo, delicado y hermoso, el arco floral que te enmarcaba era una maravilla, un pórtico perfecto para realzar la belleza del Altar escogido de Dios.
Mucha gente hizo como yo y desafió el calor para subir a acompañarte, en especial tus anderos, que ,por mucho que arreciara el sol, mantenían una sonrisa de saber que estaban haciendo lo que debían, felices de poder servirte de apoyo, como Tú les sirves cada día de su vida. ¡Qué feliz fuí de poder tocar las campanas de tu ermita para anunciar tu salida, y de poder llevar tu guión, anunciando tu llegada!
En el puente te esperaban el resto de tus hijos, la Banda Municipal y los Coros y Danzas, fieles escoltas tuyos que con la música, los cantes y los bailes te honran como manda la tradición. Te esperaban tus devotos con flores, las autoridades civiles y religiosas y, a la cabeza de todos ellos, San Bartolomé, tu compañero en el patronazgo y el primero de los ciezanos.
¡Qué placer ver las calles llenas y las campanas repicantes para recibirte! Son símbolos de que Cieza no te olvida y te quiere como Reina y Madre. ¡Qué Buen Suceso tenerte! Y, aunque ya sueño con tu romería, me da pena pensar que pronto volverás a tu monte y a tu ermita, porque me siento muy seguro de tenerte tan cerquica de mí.
Por cierto, que no te dije nada, felicidades por tu cumpleaños, mejor celebrado no pudo estar. Son ya unos cuantos y cada año estás, si es que eso es posible, más guapa.
Ya termino, Madre, gritando como siempre que te veo:
¡Viva la Virgen del Buen Suceso!
¡Viva la Patrona de Cieza!
¡Viva la Virgen del Buen Suceso!
¡Viva la Reina del Castillo!
¡Viva la Señora de la Atalaya!
¡Viva la Virgen del Collado!
¡Viva la Estrella radiante de esplendor!
¡Viva la Soberana del Buen Suceso!
¡Viva la del Cetro Maternal!
¡Viva la guardiana de la Vega Alta!
¡Viva la Madre de los Ciezanos!
¡Viva la Más Guapa de las Ciezanas!
¡Viva su Divino Hijo!
¡Viva el Divino Infante del Buen Suceso!
¡Viva Nuestra Reina Coronada!
¡Viva Nuestra Señora la Santísima Virgen del Buen Suceso Coronada!
¡Viva la Excelsa Patrona de Cieza!
¡Viva la Virgen del Buen Suceso!
¡Viva la Virgen del Buen Suceso!
¡Viva la Virgen del Buen Suceso!
¡Y que Viva la Madre de Dios!
¡Y que Viva la Madre de Dios!
¡Y que Viva la Madre de Dios!
¡GUAPA, GUAPA Y GUAPA!
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