Por Jorge Carretero Koch
Adviento es tiempo de preparación para celebrar el Nacimiento de Jesús. Durante cuatro semanas los cristianos se van preparando con alegría y esperanza para esa llegada de Dios hecho hombre al mundo. Las dos primeras semanas sirven para meditar sobre la segunda y última venida de Cristo; las dos posteriores para meditar el propio Nacimiento de Jesús en la historia del hombre.
Nosotros, como cristianos, debemos de vivirla de una manera sencilla pero apasionada. Desde la Iglesia se nos dice que la vivamos como si fuera el último de nuestras vidas; de hecho, podría serlo pues Jesús nos recuerda que debemos estar atentos, despiertos y preparados para la venida final. Ser serviciales y humildes con el prójimo debería de ser nuestro sello este adviento, sin olvidar que la caridad comienza en casa.
Los semanasanteros somos, en teoría, cristianos. Debemos ser reflejo de Dios en el mundo y no vivir de la hipocresía que a veces pecamos. Ser semanasantero no sólo implica trabajar por tu Cofradía o Hermandad, ir a las misas de tu Cofradía o hacer estación de penitencia; hay una cosa que muchas veces nos olvidamos y que es crucial: vivir nuestra fe con gran devoción durante el año. Esto es, no sólo celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, sino también su Nacimiento, recordar sus hechos en la Tierra o la Pascua. Es bonito implicarte de verdad, ¿no?
La llegada del Adviento y de la Natividad del Señor es sinónimo de felicidad para muchos de nosotros pues es época de reencuentros. Pero también sabemos que el tiempo vuela y que cada vez queda menos para ponerse la túnica y acompañar a nuestra Cofradía durante su caminar por las calles de nuestros pueblos. Podemos compaginarlo, pero con cabeza. Por ejemplo, no tiene sentido estar colocando el árbol de Navidad o el Belén, y a la misma vez estar escuchando marchas como Mater mea o Crucifixus. Marchas que expresan el dolor de una madre al ver cómo su hijo es crucificado no tienen cabida en el Adviento o en la propia Navidad.
¿Cómo vives tú el Adviento? ¿Vives con gran fervor la Semana Santa pero no vas más allá de ella? Párate un momento y piensa de verdad. No se nos pide grandes cosas, simplemente con pequeños gestos o acciones podemos engrandecer nuestra vida. Aprovechemos estos períodos y no perdamos la esencia del buen semanasantero, que al fin y al cabo es la del cristiano.
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