Memorias de una Pasión diferente

Decenas de ciezanos pasean por la iglesia la tarde de Jueves Santo, buscando a sus imágenes
Por Antonio Jesús Hernández Alba

Es Viernes Santo... o mejor dicho, Sábado de Gloria. Pasan ya unos minutos de la media noche, y es completamente increíble que ya haya terminado este día, un día que siempre hemos denominado "eterno". Ahora, lo único que parece eterno es el tiempo que resta hasta que en Cieza vuelva a ser Viernes Santo.

Cuando leas esto, querido amigo cofrade, la Semana Santa de 2021 ya habrá quedado lejos, escondida en las alforjas de los recuerdos, como diría uno de nuestros pregoneros pasados. Pero no podemos dejar que caiga en el olvido, como no podemos dejar que la de 2020, aquella tan fatídica, se nos olvide nunca. Estos años tan duros serán nuestro aliciente cuando la Pandemia pase para vivir plenamente nuestra tan añorada Pasión según Cieza. Por eso, en estos tiempos se hace más necesaria que nunca esta crónica que cada año traigo hasta esta web.

MEMORIAS DE UNA PASIÓN DIFERENTE
Breve crónica de la Semana Santa de Cieza 2021

Empecemos por el principio. Llegó Viernes de Dolores, sin apenas anunciarse. No nos dimos ni cuenta. Estabamos tan ocupados preparándonos para su llegada que ni nos percatamos de que ya casi había pasado. En la Asunción, la Soledad celebraba su día, volviendo después de muchos años al camarín de su capilla. En el Convento, la Dolorosa miraba a las bóvedas, como buscando un cielo que lleva sin mirar ya dos años. El familiar sonido de los cantos que acompañan al Via-Crucis del Medinaceli era lo único que nos avisaba de que de verdad había terminado la Cuaresma y estábamos ya a las puertas de otra Semana Santa.

Viernes de Dolores extraño, de montaje de altares y sin procesiones

Corriendo de un lado a otro, de preparativos, como nos gusta estar, pasamos esas tardes de vísperas, sin querer acordarnos de aquello que nos faltaba: del aroma del incienso en una esquina, del tañer de una campana en el silencio de la madrugada, o de la mirada iluminada de los niños que se estrenan acompañando al "Señor del Convento". Llegó Domingo de Ramos y, con boca pequeña y casi a escondidas, cantamos "Hosanna al Hijo de David". La Casa de los Santos se abrió y en la Basílica se bendijeron las palmas, e incluso alguna tímida túnica se dejó entrever. Hasta el Santo Cristo quiso bajar de su ermita como cada año para bendecirnos con su divino rostro desde el Altar Mayor. Por fin era Semana Santa, aunque nos duela.

Entre los tres vértices del triángulo semanasantero (Plaza Mayor, Cánovas del Castillo y Cartas) nos hemos pasado estos días de Pasión y Gloria. De conversación, ayudando a montar y desmontar, desinfectando manos de visitantes o, simplemente, dejando a nuestro espíritu soñar con aquello que fue y volverá. Podremos discrepar en si las imágenes debían estar en sus tronos o bien adornadas en sus capillas o en efímeros montajes de culto (que a veces se nos olvida que la Iglesia, tanto como institución como en su acepción de templo, es el origen de nuestras procesiones), pero lo que no podemos negar es que Cieza necesita de su Semana Santa. Así se ha podido ver estos días en que el Casco Antiguo era un continuo ir y venir de gente que, además de sobrevivir al virus, necesita volver a vivir. Cieza no se entiende sin su Semana Santa.

Histórica estampa de Jesús Nazareno junto a la Patrona y al Santo Cristo en un Martes Santo especial

Lunes Santo fue de la Sangre, con un cuarteto de cuerda tocando "Santa María Magdalena" de Gómez Villa mientras la Cruz guía del Via-Crucis salía de su capilla para volver a recorrer las estaciones, como desde hace dos décadas. Así, el Martes Santo, Jesús el Nazareno, la antiquísima devoción ciezana, salió de su capilla y se dispuso en el centro del crucero a recibir las plegarias de sus devotos y a ser prendido de nuevo. No hubo juegos de luces, ni banda sonora de estreno, ni grandes despliegues teatrales, tan sólo las voces enfervorizadas de los cofrades unidos de cada cofradía recorriendo los Evangelios para recordar el primer Jueves Santo, como siempre en el Prendimiento; con su Sermón, una parte esencial de nuestro Martes Santo que lleva más de 200 años casi ininterrumpida e inalterada. Fue emocionante ver de nuevo a un Armao increpar al Sacerdote en ese inconfundible diálogo del Evangelio según San Juan. 

Miercoles Santo de alegría empañada, visitando capillas e imágenes, conversando y comentando, y Jueves Santo eucarístico de Oficios y Silencio, y con aroma a Esperanza que emanaba de la Candelería del palio, colocada íntegra en San Joaquín. Apurando al máximo el toque de queda, el Cristo de la Agonía se quedó parado todo el día a las puertas de su Capilla para escuchar nuestras oraciones en forma de lágrima, rezo y vela depositada a sus pies. Ya con la caida de la noche y terminados los oficios, volvió a sonar el Adagio, la Pequeña Serenata, el Aria y la inconfundible marcha de Gómez Villa para el señor del Silencio mientras le rogábamos a Él, tanto anderos como penitentes y fieles devotos y espectadores, que nos permita el próximo año vivir de nuevo el Silencio.

De música ha ido la Semana Santa también. En las redes, el Nazareno publicaba dos marchas nuevas e inéditas y San Juan, también con un cuarteto de cuerda, recuperaba sus raices haciendo que vuelvan a sonar las dos marchas lentas del maestro León, en una versión renovada. 

Las redes han estado muy presentes estos días, único medio para revivir las procesiones. No solo nosotros en Redes Cofrades; la Junta de Hermandades, San Juan, las Ánimas, la Magdalena, la Agonía, el Nazareno, los Dormis y nuestros compañeros Jose María Cámara, Rubén Sánchez y Alberto Carabias han dado lo mejor que tenían al pueblo de Cieza, y a todos los semanasanteros de cualquier patria, desglosando nuestra inabarcable Semana Santa a través de fotos, videos y más contenido. Quizás demasiado junto, es posible, pero generando un invaluable archivo que servirá de memoria de estos tiempos difíciles y que, cuando terminen estos días, nos servirá para ir recorriendo de nuevo el camino hacia abril de 2022. (Pincha AQUÍ para descubrir todo el contenido online de la Semana Santa 2021)

El pueblo de Cieza acude al Sepulcro en la tarde de Viernes Santo
Rezo "Eamus ad Monumentum"

Así llegamos al día de hoy, Viernes Santo... Y qué gran Viernes Santo habría sido, con lo que disfruta Cieza su día eterno con tan buen tiempo. Y lo ha disfrutado. Las iglesias y las cocheras abiertas y a rebosar, los oficios al máximo de aforo. Y, al caer la tarde, hemos ido al Sepulcro a recorrer el Santo Entierro ante Cristo muerto y sepultado, representado por el primitivo Yacente de Carrillo, al que desde hace tres años se lo vela en el Convento en la "noche de las despedidas". En dos sesiones llenas hasta el máximo permitido y rebasando incluso la hora del toque de queda recorrimos la procesión del Entierro de Cristo bajo las naves basilicales. Volvimos a escuchar marchas y las túnicas dejaron su olor a terciopelo tras de ellas, como queriéndonos decir que pronto volveremos, y ojalá así sea.

Pasa ya la 1 de la madrugada. Viernes Santo acaba prematuramente. Ya se ha escuchado el "Signore delle Cime", aunque no debería haber sonado hasta el amanecer, cuando el Cristo de Ánimas regresara de los Infiernos ante sus penitentes arrodillados. Una nueva Semana Santa acaba. Ya sólo falta terminar el capítulo y firmar. Pero el libro no acaba aquí. Aún quedan páginas en blanco por llenar. Como escribí hace un tiempo, debemos aguantar este último tirón, con paciencia, templanza y, sobre todo, Esperanza.  Y así, cuando el próximo Miércoles de Ceniza, si Dios quiere, al marcar las 9 de la noche la Plaza Mayor se derrumbe ante el estruendo de "la Tamborada", sabremos que, por fin, hemos vuelto "a Cieza, por su Semana Santa".

REPORTAJE DE LA SEMANA SANTA DE CIEZA 2021

SEMANA SANTA 2021

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