Mirarán al que traspasaron: Los crucificados de Cieza

Buenos y calurosos días. En esta mañana del mes de mayo comenzamos una serie de reportajes sobre las imágenes de Cristo Crucificado que tenemos en nuestra localidad. El título asignado a esta serie es una referencia a la exposición de la misma temática que organizara en su día Ana María Ruiz. 
¿Por qué emprender este proyecto? Muy sencillo, cuando hablamos de los pasos de nuestra Semana Santa, lo primero que vemos es su calidad media, una media muy alta, y si nos metemos en la categoría de Crucificados, esa media se dispara. La idea inicial era un único reportaje, pero al plantearlo detenidamente, me di cuenta de que hay tanto que decir de cada Cristo que, o bien se haría extensísimo, o bien se quedaría corto, se escaparían mil detalles.
Espero que disfruteis con cada uno de ellos. Sangre, Perdón, Sed, Misericordia, Agonía, Expiración y Consuelo.
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MIRARÁN AL QUE TRASPASARON: LOS CRUCIFICADOS DE CIEZA

I. "Redentor, Consuelo y protector nuestro..."

Cada cofrade y cada ciezano mantiene una relación especial con algún paso. A unos les viene de familia, otros lo encontraron por casualidad, otros simplemente están enamorados de un trono. Algunos se emocionan con solo ver la palma de San Juan balancearse al viento la tarde de Miércoles Santo, otros se ponen en pie y guardan silencio en reverencia al Nazareno, aquellos lloran con la Soledad, estos con la Cama, para esotros es el Silencio. Sin embargo, todo ciezano se refugia en el mismo sitio, buscan Consuelo en la "Cumbre Airosa en que la Ermita se alza"; todos quieren y aman a su Santo Cristo del Consuelo, gloria del Pueblo Ciezano.
Cuenta la leyenda que llevaban en una carreta de bueyes o mulas la imagen de un Cristo Crucificado, destinado a un pueblo manchego. Pasando por un cerro cercano a la villa de Cieza, los animales se pararon, negándose a proseguir su andadura. En ese cabezo hoy todavía se venera la imagen de un Cristo. ¿Qué sería de Cieza si las bestias de carga no se hubieran detenido? Se nos hubiera negado al nuestro tercer protector. Desde el monte nos mira nuestra Madre del Buen Suceso, en el corazón histórico nos vela San Bartolomé, pero es a las puertas de Cieza donde se alza el faro luminoso y el misterioso imán. Del Calvario paso su advocación al Consuelo entorno a 1800; en 1936 desapareció entre las llamas tan amada imagen; y de la Buena Muerte vino en 1940, a cambio de un Sagrado Corazón, desde Caravaca, para sustituir a nuestra mayor devoción.
Es esta una imagen sin igual en nuestro pueblo. Si nos fijamos bien es el Cristo más pequeño en tamaño de cuantos desfilan, su cintura y sus piernas se abrigan en mil toneletes de rojo, morado, negro, blanco y oro. Sus manos y sus pies se clavan en una dorada cruz, adornada por un sudario y por 14 potencias de oro que parten de su testa. Tras ángeles rezan a sus pies, aunque deberían ser miles, como miles son las almas que se postran a sus plantas. Sin embargo, no es ni en los ángeles, ni en el tonelete, ni en las potencias, ni en el sudario, ni en la cruz, ni en sus cinco llagas donde confluyen las miradas cuando la bendita efigie se muestra ante nosotros, es en su rostro compasivo y misericordioso, un rostro pacífico que es capaz de tranquilizar y consolar a todo aquel que afligido sube a su ermita suplicando su mayor gracia, el Consuelo. Yo mismo, en varias ocasiones, he tenido la oportunidad de contemplar a escasos centímetros ese rostro maltratado, me he recreado en el camarín de la Iglesia y de su ermita aprendiendome sus rasgos, memorizando cada arruga, arañazo y gota de sangre que muestra su rostro. Aunque sea un Cristo ya muerto y atravesado por la lanza, sus parpados entreabiertos muestran unos brillantes ojos llenos de vida, los ojos de un padre amoroso presto a pronunciar palabras de ánimo, preparado para desclavarse en cualquier momento para cerrar sus brazos en un cálido abrazo.
Todo ciezano quiere y ama a su Santo Cristo, a veces, más que a si mismo. Tanto es que, el Día de la Cruz, a diferencia de en muchos sitios, no solo hay una o dos petaladas, sino que todo el recorrido es una única lluvia de pétalos de rosa derramados como lágrimas en medio de una oración. tal es ese amor del ciezano que, antes de hablar, aprende a tararear los versos que aplicara d.José Lucas Conesa a la melodía de d.Antonio León. "Cristo Bendito, Gloria de Cieza, Consuelo Dulce del Corazón, Grata Esperanza del que te invoca, Prenda Segura de Salvación".
Es curioso cómo en Cieza sacamos en procesión a nuestro Cristo, es unico ver todo el ancho camino de Madrid envuelto con un rocío de rosas mientras el Cristo baila al son de su Himno-pasodoble, entonado por todas las voces que lo acompañan, es decir, por todo su pueblo.
Consuelo, Sudario, Potencias,Tonelete, ángeles, pétalos de rosa, Cruz, Rojo, Oro, Sangre, Llagas, Novenario, Cristo Bendito, Gloria de Cieza, Faro Luminoso, Misterioso Imán, Padre, Señor, Himno, Devoción, Esperanza... Podríamos seguir durante horas escribiendo palabras que definieran tan indescriptible Señor sin poder nunca abarcar del todolo que simboliza y lo que representa ese Cristo para Cieza, es su Cristo, es el Santo Cristo del Consuelo. 
Terminamos dela misma forma que su procesión, al grito de ¡¡¡VIVA EL SANTO CRISTO DEL CONSUELO!!!

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