JUVENTUD NAZARENA
Por Jorge Carretero Koch
¿Qué es la Semana Santa de Cieza sin sus tercios infantiles repartiendo caramelos la mañana de Domingo de Ramos? ¿Qué es la Semana Santa de Cieza sin sus numerosos jóvenes vestidos de luto acompañando a la “Virgen de las velas”? ¿Qué es la Semana Santa de Cieza sin su juventud andera? Es imposible hablar de nuestra Semana de Pasión sin mencionar a la cantidad de pequeños y no tan pequeños que año tras año viven su particular Semana.
Hablar de Semana Santa es hablar de historia y de una tradición que ha perdurado a lo largo de varios siglos. También es hablar de presente, el de vivir la Semana Santa de marzo a abril y de abril a marzo.
Pero, ¿y el futuro? Por él pasan los actuales jóvenes. Los jóvenes deben tener un papel fundamental tanto en las diversas cofradías como en la Junta de Hermandades. Son el motor que hace caminar estos benditos días. Ignorarles sería un gran error pues perderíamos uno de los grandes pilares que sustenta nuestra Semana. Trabajar con ellos y para ellos es una tarea ardua pero que a su vez nos debe alegrar pues sabemos que todo lo hecho no quedará en el olvido.
Durante el año, hay pocas actividades en las que los protagonistas sean los jóvenes, y sí, es un error que deberíamos solventar en el presente y futuro. Los rosarios en octubre y la procesión de las promesas van aglutinando poco a poco a más jóvenes. Los más pequeños en octubre tienen su singular convivencia, un día en el que descubren el espíritu de fraternidad que une a las cofradías al desfilar sin ser diferenciados por sus túnicas por las calles de Cieza. Y cuando se va acercando la Cuaresma, la vocalía de juventud en unión con las vocalías de formación y caridad promueven actividades como el conocer otras Semana Santas de la Región de Murcia como es el caso de Lorca o una mesa de debate.
Los días anteriores a Viernes de Dolores son para el joven cofrade unos días de nerviosismo y emoción, pues la tan esperada semana está llegando. En la Casa-Museo de la Semana Santa de Cieza, o para muchos de nosotros “Camusesa”, se agolpan para pagar tarjas y recoger túnicas, y cómo no, para volver a llevar en sus hombros los tronos que durante esos días son trasladados a los lugares donde comenzarán a desfilar por nuestras calles. Se reencuentran también con sus compañeros de vara y van conociendo a otros jóvenes que se animan a llevar por primera vez un trono. De estos días nacen grandes relaciones de amistad entre muchos de ellos.
Para un joven semanasantero, desde que sale por la puerta principal del Convento de San Joaquín el estandarte de la Cofradía de la Virgen de los Dolores hasta que entra en la Ermita de San Bartolomé el trono de la Virgen del Amor Hermoso, sus pensamientos son de vivir todos esos días de una manera diferente al resto del año. Desfilar con su cofradía, escuchar la marcha que tanto le apasiona, ver la imagen a la que tanta devoción tiene o captar con la cámara una instantánea que recordará toda su vida son momentos que el joven cofrade va a vivir con mucha pasión.
Nosotros, los jóvenes, no debemos caer en el error de vivir estos días por postureo. Vivir la Semana Santa es recordar y celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Es vital saber qué estamos celebrando estos días, porque no es una fiesta cualquiera, va mucho más allá de lo que nos imaginamos. También, es un honor y un orgullo que nos ha sido transmitido por las anteriores generaciones y una gran responsabilidad.
En definitiva, sólo os digo que viváis la Semana Santa con sus imágenes, sus tronos, sus colores florales y sus nazarenos. Poneos la túnica y cargad un trono o simplemente acompañad con verdadera devoción. Dejaos llevar por una marcha y disfrutad.
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