Por Antonio Jesús Hernández Alba
La Semana Santa de Cieza vive una nueva edad dorada, comparable a aquellos años que cuentan nuestro mayores en que las filas de nazarenos se multiplicaban, nuevas hermandades nacían y nuevas imágenes llegaban. Ahora, incluso en vísperas del Adviento, con la Navidad a la vuelta de la esquina, sigue habiendo procesiones y el pueblo acude.
Sin embargo, estas procesiones no tienen sentido si no se viven desde el corazón. Las Ánimas pasean por su barrio, mostrando a Cristo desnudo y abrazado a la Cruz. Jesús busca al desfavorecido y al hambriento, va mirando a los enfermos y desvalidos en su breve recorrido. Si Sábado de Gloria es para sus penitentes, este día el Cristo de Ánimas es para su barrio, es para su gente.
REPORTAJE DE LA PROCESIÓN DE PROMESAS 2024
Y se invierte el Viernes Santo. La víspera, Jesús ha cerrado las puertas de los infiernos, volviendo a su parroquia para aguardar una nueva primavera en que despertar al que duerme. Ahora, cuando llega la mañana, el sol vuelve a relucir en la corona de espinas del Nazareno, que sale a visitar a su barrio. La última procesión, la última en llegar al calendario cofrade y la última vez que saldrá un trono a las calles de Cieza este año.
Es hermoso ver la inusual estampa del Señor con su túnica antigua, paseando al sol de la mañana con la Atalaya de fondo, rodeado de papelillos morado y oro, o recorriendo el muro hacia la Placeta del Santo. Pero todo esto cobra verdadero sentido cuando, al pasar por cierta ventana o al encontrarse un portal abierto, el Nazareno se vuelve a sus hijos enfermos e impedidos, buscándolos para darles esperanza y ánimo. Los ojos vidriosos de ellos al ver al Nazareno parado a su puerta, las varas del trono llenas de devoción que trasciende género y edad. Por esas cosas bien vale la pena estar dos, cuatro y las horas que sean en la calle.
Los cofrades a veces olvidamos que la Semana Santa no es sólo nuestra, si no que es del pueblo; del pueblo que la añora y que la busca, del pueblo que la espera, del pueblo que la recibe en su puerta. Nosotros la ponemos en la calle, pero sin el pueblo, no somos nada.
Hasta marzo, si Dios quiere, que el pueblo sabe esperar.
REPORTAJE DE LA PROCESIÓN DE ROGATIVA 2024
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