La tarde del Domingo de Ramos, como manda la tradición, Cieza entera se volcó hacia el camino de Madrid para recibir a su Santo Cristo, que bajó de su ermita para participar en las procesiones y celebrar su novenario.
A eso de las 18 horas, la "cumbre airosa" bullía de ciezanos espectantes bajo el sol por ver a su Señor salir. En el interior de la Ermita, los anderos, músicos y devotos guardaban silencio mientras don Dimas Ortega dirigia una oración por los difuntos de la Cofradía, en especial por Maria José Moreno y, como no podía ser menos, por doña Piedaita Marín-Blazquez "la niña de las trenzas", camarera de la imagen recientemente fallecida. Una vez impartida la bendición sobre los anderos y la cofradía, se procedía a abrir las puertas del templo y la Agrupación Musical Sones de Pasión comenzaba a interpretar 'Esperanos en el Cielo' mientras abría el desfile. Momentos después, al son de las campanas, del himno nacional y entre aplausos y vítores, el Señor de Cieza, el Santo Cristo del Consuelo salía para caminar a ritmo de pasodoble hacia su pueblo.
Antes de abandonar el recinto de la Ermita, como es tradicional, el Cristo volvió su mirada para despedirse de sus monjas, una despedida que este año será breve, pues volverá dentro de apenas 3 semanas.
Llegado al Camino de Madrid, la Banda Municipal, que acompaña al Cristo en su calidad de co-patrón de la localidad, cambió el ritmo a paso lento, y se incorporaron al cortejo los directivos y presidencia delante del trono, y el clero y corporación municipal tras de él. Esta amplia avenida volvió a convertirse en un mar de gente, un mar de devotos ciezanos y foráneos que acuden a acompañar a su Santo Cristo. Todo el recorrido estuvo rebosante de público, así como tampoco faltaron devotos de todas las edades para cargar con el vetusto trono de salón que porta a la Gloria de Cieza.
Las campanas de la torre de la Asunción, repicando en pleno, anunciaban la llegada del divino Consuelo, que hacía su entrada a los sones de 'Dios de Esperanza', de Germán García, interpretada por Sones de Pasión. Entre aplausos y vítores hacía su entrada en la Basílica, llena a rebosar de fieles que, acompañados por el órgano, entonaron el "Cristo Bendito", el himno de la imagen que compusiera don Antonio León en los primeros años del siglo XX. Así, con el Cristo, vestido de morado como de costumbre en Domingo de Ramos, presidiendo el presbiterio de la Basílica para la celebración de la misa, se cerraba un nuevo Domingo de Ramos en Cieza.
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