Silencio, cera y Esperanza, el Jueves Santo ciezano

Redes Cofrades Cieza/Antonio Camacho García
La tarde del Jueves Santo ciezano se viste de gala para acompañar a la Virgen en su dulce caminar por las calles ciezanas en las horas previas a la muerte de su hijo en la oscuridad de la madrugada del Viernes Santo. El Jueves Santo ciezano como ya es costumbre llega cargado de contrastes.

A las 18:30 horas, las dieciocho cofradías se dan cita entre los muros de la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción para asistir a los Santos Oficios en los que se conmemora la Última Cena de Cristo y la Institución de la Eucaristía, abriendo asi el Triduo Pascual que culminará el próximo Sábado de Gloria con la Vigilia Pascual.

Ya, a las 20:30 horas, llega uno de los momentos más esperados por los cofrades ciezanos, la Procesión de los Hijos de María. La Real Cofradía de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza pone en la calle a su imagen titular acompañada por toda su cofradía, así como centenares de ciezanas y ciezanos ataviadas con mantilla y teja, o traje de chaqueta, como manolas y manolos.

Minutos previos a la salida de la imagen de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, que tallara a principios de los años 20 Manuel Carrillo García, bajo su trono de palio, la cofradía realizará un pequeño acto en las inmediaciones de la Casa-Museo de la Semana Santa en la que recibirán a sus invitados y presidencia.

Tras el desfile de los Hijos de María, las calles de Cieza se quedarán en total oscuridad para que a las 24:00 horas del Jueves Santo, comience el desfile de la Procesión del Silencio, que pone en la calle la Cofradía del Santísimo Cristo de la Agonía, y que es presidida desde 1931 por el Santísimo Cristo de la Agonía, aunque la imagen actual es de 1942 realizada por Juan González Moreno para sustituir a la desaparecida en guerra del catalán Agustín Querol de finales del siglo XIX.

La imagen caminará en la absoluta oscuridad guiada por las largas hileras de penitentes que con sus velas muestran el camino a este majestuoso crucificado que apenas va iluminado en su trono por los cuatro faroles de su trono.

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