La Devoción al Santo Rosario

Por Borja Atencia Flores
El 7 de Octubre, la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Bienaventurada Virgen María del Santísimo Rosario. Patrona de la Orden de la Orden de Predicadores, así como de varios países de América Latina y de la Unidad Militar de Emergencias (UME) de España. En estas líneas vamos a conocer de dónde surge la devoción a esta bonita advocación mariana y el origen de la oración del Santo Rosario. 

En tiempos de la antigüedad, Romanos y Griegos coronaban sus estatuas de Dioses con rosas como ofrenda. De ahí viene palabra “rosario”, que significa “corona de rosas”, y es que, siguiendo la tradición, cuando los cristianos iban a ser martirizados, las mujeres llevaban sobre sus cabezas coronas de rosas como símbolo de alegría porque iban a ir al encuentro con su Dios, cuando estos eran martirizados, otros cristianos recogían los cuerpos mientras recitaban oraciones por el eterno descanso de los mártires. 

En el año 800 surge a la sombra de los monasterios una oración que incluía 150 Padrenuestros, con el paso del tiempo se forman otros tres salterios con 150 Ave Marías, 150 alabanzas en honor de Cristo y 150 en honor de la Santísima Virgen. 

En el año de 1208, Domingo de Guzmán es sorprendido por una aparición de la Santísima Virgen María en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) , en su mano, la Virgen sostenía un Rosario, y enseñó a Domingo a rezarlo y le pidió que lo predicara por todo el mundo, para redimir a muchos pecadores. Domingo propagó la devoción a este Santo Rosario, de modo que muchos herejes “albigenses” volvieron al camino de la fe católica. Tras la victoria en una batalla en Muret, en la que las tropas católicas habían aprendido a rezar con gran devoción la oración del Santo Rosario, se construye la primera capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario, por Simón de Montfort, amigo de Domingo de Guzmán. 

Santo Domingo de Guzmán murió en 1221, después de una vida de predicación y propagación del Santo Rosario. Fundó en 1217 (tras la aprobación del Santo Padre) la Orden de Predicadores, la cual fue creciendo y extendiéndose como misioneros por el mundo predicando la fe católica y la devoción al Santo Rosario. Esta oración siguió con fervor cien años después de que Santo Domingo falleciera, pero poco a poco empezó a ser olvidado. Años más tarde, en 1460, el superior de los dominicos francés Alain de la Roche tuvo una aparición en la cual Cristo, la Virgen y Domingo de Guzmán le pidieron que volviera a rezar y propagar con devoción la oración del Santo Rosario. Él, junto con la comunidad de frailes dominicos así lo hizo, dándole la forma que tiene actualmente (siendo aprobada por la autoridad eclesiástica). Desde entonces la oración al Santo Rosario se extendió por toda la Iglesia. 

Virgen del Rosario del Convento Dominico de las Anas (Murcia)
En el Retablo, la Imagen de Santo Domingo de Guzmán

Este rezo, tal y como se estableció en esta época, consta de dos grandes partes: los Misterios y las Letanías. Los misterios se dividen tradicionalmente en 3 grupos de cinco, Gozosos, Dolorosos y Gloriosos, que se reparten durante la semana, rezándose cada día un grupo. Cada misterio consta de una meditación sobre un episodio de la Vida de María y de Cristo seguida de 1 Padrenuestro, 10 Ave Marías y 1 Gloria. Los Misterios Gozosos son los del Nacimiento e Infancia de Cristo (Anunciación, Visitación a Santa Isabel, Natividad de Cristo, Presentación en el Templo y el Niño Jesús Perdido en el Templo), los Dolorosos son los de la Pasión (Oración en el Huerto, Flagelación, Coronación de Espinas, Jesús con la Cruz y Muerte de Cristo) y los Gloriosos los de la Resurrección (Resurrección, Ascensión, Pentecostés, Asunción de María y Coronación de María). En 2002, san Juan Pablo II introduce un cuarto grupo, los Misterios Luminosos, que recogen la vida Pública de Cristo (Bautismo, Bodas de Canaan, Predicación, Transfiguración e Institución de la Eucaristía). 

La segunda parte del Rosario son las llamadas Letanías Lauretanas. Reciben este nombre porque tienen su origen en torno al santuario de la Virgen de Loreto en Italia. Esta parte del rezo consiste en una serie de invocaciones, primero a Dios en sus tres personas y luego a María, pidiendo su intercesión llamándola por sus distintos títulos. Virgen de las Virgenes, Madre Inmaculada, Rosa Mística, Estrella de la Mañana o Salud de los Enfermos son sólo algunos de estos nombres con los que se invoca a la Virgen en estas Letanías. Este listado de más de 50 nombres se ha ido completando y variando a lo largo de la historia. Las últimas han sido introducidas por nuestro actual Pontífice en Junio de este año.

Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza en los Rosarios de la Aurora

La fiesta de Nuestra Señora del Rosario se celebra el 7 de Octubre. El origen está en el que los cristianos vencieron a los turcos en el mediterráneo en 1571 en la famosa Batalla de Lepanto. Los cristianos, sabiendo que si esa batalla era perdida podía peligrar la fe en el mundo pidieron su intercesión a la Virgen María. Pio V, Sumo Pontífice en aquel año, pidió a todos los fieles rezar el Santo Rosario, para así vencer en la batalla. Así fue y el Papa instituyó la fiesta en honor a la Santísima Virgen. Un año más tarde, en 1572, Gregorio XIII determinó que esta fiesta el primer domingo del mes de octubre (día en el que se había ganado la batalla). Actualmente la fiesta se celebra el 7 de Octubre, aunque algunos dominicos la siguen celebrando el primer domingo de ese mismo mes. 

En la Diócesis de Cartagena, la Virgen del Rosario es patrona de varias poblaciones, como Alberca de las Torres, Bullas, Torre Pacheco, Beniel, La Unión, Alhama de Murcia, entre otros, aunque la devoción a la Santísima Virgen en su advocación del Rosario es de las más populares dentro de la Diócesis de Cartagena, como las imágenes de Nuestra Señora del Rosario de Santo Domingo y Santa Ana en Murcia, la imagen perteneciente a la Cofradía California de Cartagena, la de la Iglesia de Santo Domingo de Lorca, perteneciente al Paso Blanco o la que se encuentra en la Parroquia de la Asunción en la Ciudad de Cieza. En muchos de estos municipios surgen cofradías o movimientos de fieles dedicados al rezo de esta oración, sobre todo en torno al mes de octubre. En Cieza era costumbre rezarlo en las primeras horas del día, tradición que, como tantas otras, cayó en el olvido durante el siglo XIX, siendo rescatada en 1975 por la recién fundada Cofradía de los Hijos de María, los cuales sacan a su titular, Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, desde entonces cada madrugada de los domingos de octubre para realizar por las calles de nuestro pueblo este piadoso ejercicio.



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