Y por mayo... ¿volver?

Por Antonio Jesús Hernández Alba

Hoy vengo, Señora, buscando el consuelo que sólo en tus ojos se puede encontrar. Así cantaba este sábado en la misa previa a la procesión de mi Virgen de la Cabeza, la Perla bendita de la castiza parroquial de San Juan Bautista en Murcia. Con María, de la Cabeza y de la Huerta, terminaba para mí un ciclo casi interminable de procesiones y actos litúrgicos, de himnos, cánticos y marchas de procesión. Y ahora, mientras pongo orden a mis emociones y mis recuerdos, retomo una reflexión que me viene pasando por la mente varios meses: ¿De verdad vale la pena todo esto?

Hace ya casi tres meses que escribia, en el preludio de la Cuaresma, un pequeño mensaje invitando a vivir ese tiempo recordando por qué estamos aquí, por qué luchamos por sacar "los santos" a la calle, por qué nos cuesta tantísimos desvelos, disgustos y sinsabores la Semana Santa. Pues bien, la Semana Santa llegó, intensa, larga, bella y muy completa en todos los sentidos. Sin apenas descanso, comenzó la Novena y, en un suspiro, el Santo Cristo volvió a la calle, dejando estampas añejas y nuevas, dejándonos el corazón henchido de Consuelo y el alma desconsolada al despedirnos de él. Fue difícil aquel día de la cruz, para muchos, también para mí. Pero el pensar que el pueblo cumplió su rito a pesar de todo y que fuí partícipe en ello me reconforta en cierta manera.

Ahora, un mes después, empiezo a recuperarme realmente de estos largos meses envueltos en marchas, actos y misas. Así, ahora que todo ha pasado, al reencontrarme por las calles de Murcia con la Virgen de la Cabeza, volvía a preguntarme si esto vale la pena. Ver como mi pequeña hermandad murciana se las vé y se las desea para salir a una ciudad completamente desprevenida y casi ajena a ella te hace plantearte las cosas desde otro punto de vista. La Semana Santa funciona por si sola, con sus más y sus menos, pero funciona. El pueblo la necesita y la busca, cada uno a su ritmo y a su conveniencia, pero responde a la convocatoria pasional. Sin embargo, estas pequeñas procesiones de gloria de la Ciudad de Murcia tienen una realidad muy diferente. Un cortejo apenas completado con la ayuda y colaboración de sus pares, el resto de las glorias murcianas, enseres sencillos, un trono que dista mucho aún de verse terminado. Todo parece estar en contra suya. Sin embargo, cada mes de mayo se cumple el milagro y sale a la calle. Es totalmente increible que salga. Es sin duda un milagro de María.

Pero no nos confundamos, el milagro es de la Madre, pero los ejecutores de ese milagro son personas muy concretas que se desloman y cargan con mucho más de lo que realmente pueden para que este milagro se produzca. Un grupo casi anónimo, pues si buscaran protagonismo, no estarían ahí, apagando velas a altas horas de la madrugada. A ellos, a mis hermanos de la Cabeza, quiero dedicarles estas palabras, pues son los artífices de ese milagro. Se podrá mejorar o no, se podrán hacer las cosas de otro modo, pero han de sentirse orgullosos de todo lo que consiguen contra viento y marea.

¿Ese esfuerzo sirve de algo? Sin duda. Puede que la gran mayoría de los murcianos ni siquiera se percaten de su paso por las calles, pero que una mujer, al pasar la procesión, alce las manos al cielo y ponga su vista en la Virgen para rezar, o que un niño pequeño le mande un beso a la Madre desde los brazos de su madre, o que una anciana se emocione por verla pasar, aun sin saber siquiera qué advocación es... Es signo inequívoco que las Cofradías han de servir para algo y que todos esos esfuerzos por sacarlas a la calle tienen su fruto. Lo que pasa es que estos frutos no son los que esperamos nosotros, sino los que el Señor quiere que sean.

REPORTAJE DE LA PROCESIÓN DE LA VIRGEN DE LA CABEZA
Procesión Virgen de la Cabeza 2025

Todas las cosas bellas empiezan y terminan con María. Ella nos ama y nos protege, nos guía y nos encamina, y nos hace cruzarnos con otros hermanos nuestros para que juntos hagamos más grande el reino de su Hijo. Sólo con la intercesión de María se explica que el domingo fuera capaz de quedarme todo el día en Los Ramos, para poner carteles y para acompañar bajo el sol y el calor a una Virgen que no es mi devoción, pero que me ha llamado junto a Ella. La fe de un pueblo no es cosa para tomar a juego. Esto es algo que en Los Ramos se tiene muy en cuenta. Aun sin ser su patrona, la Virgen de la Huerta atrae a su pueblo junto a ella. Del cariño y el mimo que allí le tienen tendríamos que aprender muchos. Ojalá, al llegar Septiembre, se viera en Cieza una décima parte de las muestras de fervor que allí se vieron este domingo.

Termina mayo, termina otro mes y es un mes menos para el regreso. En Redes Cofrades dijimos que volveríamos pronto y ese pronto parece no llegar. ¿Por mayo volver? Sinceramente no lo se. He tenido muchas cosas en la cabeza estas semanas, muchas cosas a plantearme. Entre ellas esa pregunta que decía al principio: ¿de verdad vale la pena todo esto? En el fondo se que sí. Lo que he vivido este fin de semana me lo ha demostrado. Aun así, quizás necesite un poco más de descanso para aclarar mis ideas y volver a hablar de Semana Santa. Muchas veces se hace cuesta arriba hacer los podcast, publicar asiduamente en redes y seguir generando contenido de interés. Es difícil decir las cosas que uno piensa y salir indemne de ello, más cuando le duelen a uno en lo más hondo de su ser.

Seguiremos aquí, a pesar de todo, y volveremos cuando estemos preparados y cuando el Señor y su Santa Madre quieran. Hasta entonces, me despido. ¡Nos vemos pronto!

REPORTAJE DE LA ROMERÍA DE LA VIRGEN DE LA HUERTA
Romería Virgen de la Huerta 2025

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