Al nombre de Jesús...

"Al nombre de Jesús toda rodilla se doble, en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para Gloria de Dios Padre."Flp. 2, 10-11.

Cada Sábado Santo, al entrar el paso en la iglesia, a eso de las 6, entre humo de incienso y velas apagadas, finaliza la Procesión del Descenso de Cristo a los Infiernos con estas mismas palabras, anunciando el inminente final de la Pasión. De la misma forma, es Jesús Victorioso, abrazado a su Cruz, quien nos anuncia el final de un nuevo año litúrgico en vísperas de la Solemnidad de Cristo, Rey del Universo.

De nuevo y por última vez este año, el aroma a madera y a cera derretida volvió a perfumar nuestras calles, esta vez las del barrio de San José Obrero, donde tiene su sede la Cofradía de Ánimas y desde donde sacaron en procesión a su titular.

Merece la pena ver esta procesión por la sencilla razón de que nos permite observar de cerca e Jesús Abriendo las Puertas de los Infiernos, quizás la obra más original de Hernández Navarro. El mismo escultor reconoce que quedó desconcertado cuando se le encarga tal advocación, no obstante, la realizó con su acostumbrado ingenio y maestría. Siguiendo el modelo de los Varones de Dolores, se presenta a Cristo desnudo, con tan solo el paño de pureza, con el cuerpo llagado y maltratado y abrazado a una Cruz victoriosa. Su rostro muestra los ojos entrecerrados, como si todavía durmiera, pues acaba de salir del sepulcro para descender al Averno. Su mano derecha se extiende tocando unas invisibles puertas mientras sus pies bajan los últimos escalones. La Cruz se apoya en una calaveraque simboliza a Adán, primer padre.

Al salir la imagen por las pequeñas puertas de templo, resonando la marcha "Cristo de Ánimas" del ciezano Javier Cano, se dirigió a su primer destino, el más bello gesto que la cofradía podía hacer, llevarles el consuelo del Señor a los ancianos y olvidados de este mundo, entrando al patio de la Residencia de Ancianos.

Entre marchas clásicas transcurrió el resto del recorrido, volviendo hasta la parroquia para finalizar con una oración.

CHRISTUS VINCIT, CHRISTUS REGNAT, CRHISTUS IMPERAT