Elegía a tres grandes devotas

Redes Cofrades Cieza/Antonio Jesús Hernández Alba 
Tristemente recibía Cieza este año la noticia del fallecimiento de sus tres camareras más veteranas, la del Santo Cristo, la del Nazareno y la de la Soledad 

Esta Semana Santa, el Nazareno llorará más de lo acostumbrado, pues aquella que con tanto respeto atesoraba sus ropajes y con tanto mimo se los imponía abandonó esta vida el pasado mes de febrero. Doña Encarna Ruiz Iglesias, que durante casi un siglo ostentó el cargo de Camarera de Nuestro Padre Jesús,"el Señor", como ella siempre se refería a Él, se agarró de su mano y partío hacia el Reino Eterno con la tranquila seguridad de que el Nazareno la recibiría con los brazos abiertos para ser Él quien la cuide ahora. 

Este año, el tres de mayo será un poco más oscuro, el novenario un poco más triste, y el Santo Cristo llorará amargamente por doña Piedaita Marín-Blazquez, quien con tanto ahinco cuidó de la Gloria de Cieza y tanto amor le profeso, casi como una madre a un Hijo, como una hija a un Padre. Ahora pasa a formar parte de los Ciezanos Ausentes que verán el sudario del Consuelo desde el balcón del Cielo y vivirá en la feliz alegría de la presencia de su Cristo del Consuelo para la eternidad. 

Doblaban a muerto las campanas de la Asunción en la soleada tarde de Domingo de Ramos. En su interior, la Soledad, aún más enlutada, aún más llorona, aún más sola, despedía a doña Piedad Marín-Blazquez de Ferrer, su camarera por tantos años. Viernes Santo será aún más oscuro si cabe, pues María Santísima rogará al cielo no solo por su divino Hijo, sino por su hija y camarera, para que el Padre eterno la reciba en Reino y le otorge la Resurrección en el último día. 

Desde esta casa queremos sumarnos a las condolencias por estos tres fallecimientos y darle nuestro más sentido pésame a las respectivas famílias y a las Cofradías que han perdido a tres pilares fundamentales de la historia de nuestra Semana Santa.

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