Reflexión Dominical: Domingo XXX de Tiempo Ordinario

Por Borja Atencia Flores

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (22,34-40):

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

Palabra del Señor

En la lectura evangélica que este domingo se nos propone del Evangelio de Mateo, una vez más encontramos el amor como fruto para la salvación. Esta vez es el propio Cristo el que, otorgando el mandamiento principal de la ley expone el amor hacia Dios, un amor que debemos manifestar nosotros y servirlo con toda dignidad y todo corazón.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, a veces cuesta mucho cumplir esta promesa de amor y fidelidad por aquellos que nos rodean, pero debemos ser firmes en la fe y en el perdón para amar a todos por igual, servir a este prójimo y respetarle, ayudar al que lo necesite, usando para ello las obras de misericordia que la Santa Madre Iglesia nos enseña. 

Queda latente la promesa de un amor incondicional de Dios para con nosotros, pero nosotros también tenemos la tarea de amar a nuestro prójimo, y con fe ciega y comprometida amar a Dios y darle culto, pues alcanzaremos por esas obras la salvación eterna. Al final de la lectura dice que estos dos mandamientos sostienen la ley y los profetas, ya que ellos habían predicado la venida de un salvador que se entregaría por nosotros por ese mismo amor que Dios demuestra siempre.

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