Devoción en Tiempos de Pandemia

Por Borja Atencia Flores

2020 fue el año en el que toda la ilusión del cofrade que espera su semana mayor se vio frustrada por una pandemia que nos obligaba a encerrarnos en nuestros hogares por temor a un virus que, aunque imperceptible, está desolando nuestro planeta. Finalizando la Pascua pudimos salir de nuestros hogares y volver a acudir a los templos para participar en la Eucaristía, pudiendo hacer expresión pública de nuestra fe en Cristo, motivo principal por el cual formamos parte de este mundo.

Es bien sabido que la pandemia ha traído efectos devastadores para todos y nos ha metido el miedo en el cuerpo, pero cuando estamos con Dios, nada nos falta. Es por eso que en este caso, mi artículo viene referido a este problema que se cierne sobre el mundo cofrade ante la amenaza del virus.Todos somos conscientes de la situación que atravesamos y esto debería ser motivo más que suficiente, por parte de las cofradías, para mantener viva la vida de hermandad, de la forma en la que las autoridades sanitarias lo permitan.
"Son muchas las hermandades y cofradías que, en la medida de lo posible, han intentado realizar un programa de cultos y actividades que no pusieran en riesgo a las personas, no dejando así de honrar a sus titulares."
Históricamente, los fieles católicos nos hemos acercado a nuestras mayores devociones para que nos ayuden a superar este tipo de situaciones, convocando procesiones y cultos en rogativas, con sus posteriores funciones en acción de gracias por el vencimiento de las mismas. Pero estamos en un caso singular, el pánico se ha apoderado de nosotros, aunque también el sentido común, pues son impensables las aglomeraciones de personas a las que estamos acostumbrados a fin de no poner en peligro nuestra salud ni la de la gente que está a nuestro alrededor. Son muchas las hermandades y cofradías que, en la medida de lo posible, han intentado realizar un programa de cultos y actividades que no pusieran en riesgo a las personas, no dejando así de honrar a sus titulares. Han sido muchas las imágenes que, ante la imposibilidad de realizar procesiones multitudinarias, han realizado traslados privativos para recibir cultos en su honor, tributados por estas cofradías y hermandades que, comprometidas con los devotos de las imágenes y hermanos de las mismas, no han dejado de rendir culto, con protección y sentido común, en el interior de los templos.

Pero llegamos a un gran dilema, y es que muchas juntas de gobierno han tomado el camino erróneo de cara a la preservación de la devoción y culto a sus imágenes. Han sido muchas las cofradías y hermandades que, sin tener en cuenta la decisión de los hermanos que pagan su cuota, han privado a los fieles devotos de la oportunidad y el derecho a rendir tributo y culto a las mismas imágenes, escondiéndose detrás de la excusa de la pandemia que nos asola, cuando está visto que otras muchas hermandades han tributado cultos con responsabilidad y seguridad, sin poner en riesgo a nadie.
"Las procesiones sólo deberian ser un aliciente y una muestra de religiosidad popular, sin dejar a un segundo plano lo verdaderamente importante: la realización de cultos"
Esta fatal realidad que atravesamos nos ha hecho plantearnos el significado de la vida de hermandad, haciendo cada vez más patente que, para muchas cofradías, reside en la realización de desfiles procesionales. No obstante, no debía de ser así, las procesiones sólo deberian ser un aliciente y una muestra de religiosidad popular, sin dejar a un segundo plano lo verdaderamente importante: la realización de cultos en honor de las imágenes con la presencia central de Cristo en la Eucaristía; cultos que en su gran mayoría son en el interior de los templos y que se pueden realizar sin problemas, acordes a las medidas sanitarias exigidas por el bien de todos y que no suponen alto riesgo para la población.

En esta crisis sanitaria que estamos viviendo, no podemos alejarnos de aquellas imágenes que históricamente han sido las receptoras de plegarias y rogativas por el fin de contiendas o epidemias. De hecho, en muchos casos, se siguen realizando con toda la solemnidad y dignidad que merecen, aún con la situación que tenemos. Pero son otras muchas las que hemos dejado abandonadas, imágenes de raigambre devocional muy grande que están viendo cómo muchas juntas de gobierno las dejan sin cultos, y es que la excusa de esta pandemia mundial les ha venido como anillo al dedo para no realizar actos de ningún tipo con la sagrada imagen, manteniéndola enclaustrada y poco a poco olvidada.

Estamos en Cuaresma, tiempo de cultos internos de muchas cofradías y hermandades, sobre todo las pasionistas, que preparan su semana mayor con este tipo de actos piadosos en los que rendir honores a sus titulares. Muchas hermandades y cofradías no lo harán, se taparán bajo la mascarilla de la comodidad y la despreocupación, mientras otras, a las que desde aquí doy todo mi reconocimiento y apoyo, se esmerarán, en la medida de lo posible, por mantener viva la devoción hacia una imagen que no sólo existe un día o una semana del calendario, sino que todo el año recibe las plegarias de sus fieles que, con devoción, acuden constantemente a pedir por el pronto vencimiento de esta pandemia.

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