Reflexión Dominical: Domingo XXV del Tiempo Ordinario

 

Por: Borja Atencia Flores
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.

Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
Queridos hermanos, en este Domingo, una vez más, el Evangelio del Señor nos ilumina con una palabra, que sirve de aliento para nosotros, fieles hijos de Dios: "SERVICIO". Cristo afirma que la verdadera gratitud y el ayudar a los hermanos está en el servicio, servicio al prójimo.
Otra verdad que nos revela el Evangelio es el hecho de que los apóstoles no entendían lo que estaba por ocurrir, lo que profetizaron en el Antiguo Testamento, y es que aquí ya nos habla de la futura resurrección de Cristo tras su pasión, de la que los discípulos fueron testigos de excepción, al presentarse Cristo entre ellos. Sin la resurrección, sería imposible entender nuestro credo, pues hemos sido salvados por la muerte de Cristo. El martes celebrábamos la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, la cruz es símbolo de victoria y de honor desde la muerte de Cristo, ya no es un instrumento de tortura, sino de reconciliación, por la cruz, todos somos de nuevo, redimidos.
Que en este Domingo, hermanos, encontremos a Cristo en la Eucaristía y nos acompañe siempre en nuestras vidas. 

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