Por Borja Atencia Flores
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (6,17.20-26):
En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»
Palabra del Señor
Queridos hermanos, la celebración de la Pascua dominical, nos pone esta semana un mensaje de redención, de verdadero amor de Dios, ese que es compasivo y misericordioso, el que nos alienta a seguir y nos da la fuerza necesaria.
En este Domingo, el Evangelio de Lucas pone frente a nosotros las bienaventuranzas, uno de los pasajes más significativos de los evangelios, en los que Cristo, Mesías y Redentor, da un mensaje de bondad a quienes lo escuchan. Pero Dios es justo, y lo mismo que promete las glorias a quienes hacen el bien, también castiga a los pecadores que no llevan una vida santa. Cristo nos invita a la conversión, nos invita a creer en su palabra, a seguir sus pasos, a obrar conforme al mandamiento del amor. No dejemos nunca de dar gracias a todos por el regalo de ser cristianos, de creer en él y de seguir sus enseñanzas.
Estemos alegres y contentos, y si cumplimos las bienaventuranzas del Señor, podremos alcanzar la felicidad y la plenitud del doble mandamiento del amor. Seamos como los apóstoles, prediquemos la palabra del Señor y hagámosla llegar a todas las gentes. Feliz Domingo, hermanos.
Comentarios
Publicar un comentario