Por Borja Atencia Flores
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (13,1-9):
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".»
Palabra del Señor
Queridos hermanos, en este tiempo de Cuaresma que el Señor nos regala, debemos preparar nuestro corazón para la fiesta de la Pascua, y el Evangelio que este domingo se proclama, invita a una cosa, a la conversión, el Señor pone la parábola de la higuera y el fruto pensando en nosotros, cultivando nuestra fe para que esta dé fruto, y el fruto que dé sea abundante.
Todos estamos llamados a seguir al Señor, a dar sus frutos, a ser suelo sobre el que cimentar la Iglesia y cimentar nuestra vida de fe y de verdadero amor al Señor. Es el mismo Cristo el que cuida de nosotros, como del árbol, se encarga de arreglarnos, de cavarnos, de prepararnos para dar fruto bueno y abundante. Sigamos a aquel que, por nosotros, derramó hasta la última gota de sangre en la Cruz y, como leño verde, se erigió para salvarnos. Demos frutos abundantes para el Señor, creamos en él y sembremos para que el árbol de los hijos de Dios crezca robusto y fuerte.
Feliz Domingo Hermanos
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