El 8 de septiembre siempre es especial. Si el 31 de agosto se cerraba un ciclo, con la salida de la Patrona se abre otro nuevo. Septiembre es momento de cambios, suele ser un mes turbulento, este año especialmente. Pero Ella nunca cambia, Ella siempre está allí, esperando a que nos asomemos a su ventana a saludarla. Y cada 8 de Septiembre es Ella la que se asoma a su puerta para salirnos al encuentro, para recorrer bajo el sol y el calor los cerca de 7 kilómetros que la separan de su Basílica, de su Pueblo, de su gente.
Quizá me he dejado llevar por la poesía y he faltado a la realidad, este año sí que ha faltado. El verano se ha hecho largo sin verla a través de las vidrieras de su Ermita. Ha estado en restauración y ha vuelto, puntual a su cita, como reza su himno "radiante de esplendor". Si Ella siempre copa las miradas, esta vez no había quien quitase los ojos de su rostro, sonriente y bello como hacía décadas que no estaba.
Habrá sido el septiembre más polémico de los que se recuerdan, y de estas lluvias vendrán lodos densos. Pero nuestra Madre, la Virgen del Pueblo, la Patrona de Cieza, sinceramente creo que no se merece esto. Nuestra Virgen del Buen Suceso debería estar por encima de rencillas y desavenencias. Muchas veces nos olvidamos de dónde estamos y para qué trabajamos. Igual que Ella nos espera pacientemente con su dulcísima sonrisa, deberíamos aprender a buscarla y a acompañarla sin más pretensión que la de estar junto a nuestra Madre del Cielo.
Dos semanas tenemos para honrarla como Reina nuestra, ahora que está cercana, en la Basílica entronizada. Aprovechémoslas, que son los días más dulces del año, los días de nuestra Madre.
REPORTAJE DE LA BAJADA DE LA VIRGEN DEL BUEN SUCESO 2024
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