Por Antonio Jesús Hernández Alba Hoy vengo, Señora, buscando el consuelo que sólo en tus ojos se puede encontrar. Así cantaba este sábado en la misa previa a la procesión de mi Virgen de la Cabeza, la Perla bendita de la castiza parroquial de San Juan Bautista en Murcia. Con María, de la Cabeza y de la Huerta, terminaba para mí un ciclo casi interminable de procesiones y actos litúrgicos, de himnos, cánticos y marchas de procesión. Y ahora, mientras pongo orden a mis emociones y mis recuerdos, retomo una reflexión que me viene pasando por la mente varios meses: ¿De verdad vale la pena todo esto? Hace ya casi tres meses que escribia, en el preludio de la Cuaresma, un pequeño mensaje invitando a vivir ese tiempo recordando por qué estamos aquí, por qué luchamos por sacar "los santos" a la calle, por qué nos cuesta tantísimos desvelos, disgustos y sinsabores la Semana Santa. Pues bien, la Semana Santa llegó, intensa, larga, bella y muy completa en todos los sentidos. Sin apenas...
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